viernes, 11 de enero de 2013

Cortazar lo sospecha


Dory te descubrí sin querer / Sobre mi piano se desliza tu mirada / Se amanece tu cabello rojo / Tus labios de mujer sutil / Maga te descubrí sin querer / Entre rayuela la lluvia /  Y París ensumedecidos escuchando jazz /  París no está tan lejos (...)


Muchos tienen una conexión especial con los cementerios, de esos tantos, creo que pertenezco a uno de ellos. Algo se produce cuando visito uno, y trato en lo posible de visitarlos todos en cada ciudad que recorro. Son espacios de re-encuentro con aquellos que aún existen en la memoria colectiva ó individual de cada persona. Sin embargo cuando uno se encuentra en una ciudad tan diversa como Paris dan ganas de hacerlo todo y nada a la vez. Hoy visite a Julito, Baudelaire y Wilde ... junto a otros más. Quedé perplejo de la belleza que existe en la muerte, muerte subterranea, muerte adversa, muerte negada ... pero al fin y al cabo muerte. 

Y no sé por que se me viene a la mente Teillier, Jorgito o Jorge como le decían los más cercanos y los mozos del bar La Union, allá en Nueva York con Alameda. Y se me viene a la mente como un requiem, como si aún existieran en nuestro mundo, como si aún se fueran a tomar algún trago en los bares perdidos de Santiago de Chile y de Paris, como si aún estuvieran los versos de aquel hombre que se intengro con la muerte ...

Antes que de nuevo floreciera
la sangre en la piedra de sacrificio
había un puerto de días tranquilos
como ruidos de remos en el agua.
Allí había tiempo de sobra
para escuchar horas y horas el griterío de las gaviotas,
o buscar una vertiente para beber tras las cacerías de otoño,
o dormir largas tardes escuchando entre sueños
a los pinos de cara arrugada
que enseñaban a hablar a los primeros brotes de la primavera.
Hasta que de pronto todo volvió a ser como en el principio:
sólo el frío y el chillido de un pájaro,
sólo el ruido de las olas
rompiendo un esqueleto lanzado al roquerío (...)


JT / Muerte y resurrección .-


Y aparece Satie, de vez en cuando, con su piano armonioso. Y aparecen tantos otros, tantos otros, tantos otros ...




Y quedan los tres en ese espacio : Cortazar, Teillier y Satie. Que los une la muerte (cosa extraña), o más bien la admiración por ella . Y esta última me une a ellos y con otros tantos más ...


L


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